23 de marzo de 2016

El psicoanálisis ante el debate de las drogas

Nos encontramos en una época comandada por un mercado caracterizado por el efecto de  radicalización de la operación de producción de objetos de libre disposición. Esta situación  ha tenido consecuencias devastadoras para la subjetividad, fomentando la ilusión que todo puede ser un objeto de consumo. Un ejemplo paradigmático de lo anterior son las drogas, objeto de consumo que se ha convertido en ícono de la operación hipermoderna del mercado. Las personas que ingieren una sustancia con cierta habitualidad se les denomina popularmente "consumidores", forma que grafica que las drogas son el paradigma del consumismo de nuestra época. Las drogas enfrentan al sujeto a la dificultad de aceptar la pérdida y postergar la satisfacción, situación que queda reflejada en el consumo de la Pasta Base, sustancia que produce un efecto de euforia tan breve que empuja al consumo sin freno. Si el consumo hipermoderno no se detiene en su sucesión vertiginosa, no hay tiempo para estar con el otro. Esa es una de las consecuencias más devastadoras de las adicciones, corta con los vínculos y lazos con los otros dejando al sujeto solo en su con-su-mismo.


Desde una perspectiva psicoanalítica, el abordaje del consumo de drogas implica un cuestionamiento de la misma categoría diagnóstica de adicción, es decir, de presuponer de antemano que el uso de drogas por parte de un sujeto, implica necesariamente una dependencia. En otras palabras, que el consumo de una sustancia es un problema para el sujeto sólo por los efectos neurobiológicos que produce la droga. Desde la clínica se puede constatar en muchas ocasiones, que el consumo de una sustancia es un intento de solución por parte del sujeto. En ciertas circunstancias como un intento de automedicación para sobrellevar alguna dificultad física, social o emocional, en otras, se transformará en aliciente para aliviar el malestar de vivir del sujeto y arreglárselas con el pesar que puede constituir las frustraciones e imposibilidades de la existencia. No es extraño encontrar en la clínica sujetos adolescentes que ante las dificultades y desorientaciones que implica el surgimiento del deseo sexual, ven el uso del alcohol u otra droga como una manera de vencer la inhibición y la angustia que les produce el abordaje del otro sexo.

En resumen para el psicoanálisis, por lo menos el de orientación lacaniana, la adicción no existe, más bien lo que encontramos son sujetos que utilizan alguna sustancia como intento, muchas veces fallido, de arreglárselas con el malestar. Freud en su clásico texto, "El malestar en la cultura" proponía que el hecho mismo de la vida cultural implica una renuncia pulsional, es decir, restricciones a ciertos modos de obtener placer y satisfacción, siendo necesario que cada sujeto encuentre satisfacciones sustitutivas que estuvieran acordes a las exigencias culturales. Sin embargo, a pesar de que la cultura ofrece modos de satisfacción sustitutiva, siempre se mantiene cierta insatisfacción, cierto malestar cultural por renunciar a esa satisfacción primera. Maneras de mitigar ese malestar se encontraran en el trabajo, el arte, el amor, pero Freud también nombrará las drogas como una particular manera de arreglárselas con el malestar, que a diferencia de las anteriores, guardarán el peligro de cortar con el vínculo con los otros y dejar al sujeto en una satisfacción autoerótica (Freud, S. 1930). En definitiva, no se trata en el psicoanálisis de abordar las drogas solamente por los efectos que producen a nivel neurobiológico, sino de comprender la función que cumple en relación al malestar del sujeto.


Alejandro Góngora
ALP Chile

3 comentarios:

  1. Hola,
    Y eso como sería llevado a la práctica?
    Tal vez un ejemplo en el contexto chileno sería de ayuda.
    Saludos!

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  2. Un ejemplo posible: Un sujeto junto con su familia consulta por dificultades con el alcohol, presenta periodos de consumo excesivo, fines de semana que bebe de viernes a domingo. Sin embargo, logra mantener su trabajo, el cual es un espacio donde encuentra satisfacción y reconocimiento, cosa que no ocurre en el contexto familiar, donde constantemente se siente traicionado y engañado.
    El alcohol se presenta como una manera de salir del aburrimiento, del tedio y de la angustia que le genera tener que lidiar con las dificultades familiares, de las cuales no habla.

    ¿Qué hace el analista en este caso? ¿Asume que es un sujeto alcohólico?

    Mi opción fue descentrar el tema del alcohol y entrar por el lado del malestar que lo lleva a beber, la angustia en lo familiar. Esto lleva al sujeto sentir que yo no lo juzgo y se siente escuchado en su malestar. Ante las dudas de realizar un tratamiento decide tomar la proposición del analista, tener unas sesiones para después decidir si quiere continuar.

    ¿Es un intento por tomar la palabra y no la botella?

    Atentamente
    Alejandro Góngora

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  3. Un texto que revela con potencia la ética subversiva, en el sentido que sub-vierte, que sostiene el psicoanálisis. Cómo el psicoanálisis de orientación lacaniana sitúa el reverso de la Época en la experiencia y la clínica. El reverso como aquello que la Época oculta.

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